miércoles, 15 de marzo de 2017

Aceptar y esperar.

Hay momentos, cuando pasas por un proceso oncológico, en los que sin más, por alguna razón probablemente menor, decides creer que no eres lo suficientemente fuerte. Sin que tu tengas derecho de elección sobre esto, un día tu cuerpo, más debilitado, te obliga a estar sentado, a no poder ir al supermercado a tener que dejar las tareas de lado, y así, sin haberlo deseado en tu cabeza se ha formado uno de esos momentos más raros. 
Te sientes juzgado, por ti mismo, por creer que no eres lo suficientemente capaz, sin darte cuenta, de lo que has hecho de verdad, todo lo que tienes al rededor, lo que has conseguido casi sin intentarlo, imagínate si le pones ganas, si de repente lo que quieres se convierte en un aliciente, que las fuerzas estás presentes pero a veces se esconden, pero existen, que en ningún momento nadie nos dijo que tuviésemos que ser héroes, pero queremos serlo, que te sientes capaz, tienes lo necesario para hacerte notar, ¿por qué no?

Ese momento raro viene por algo dado, por un proceso más que debemos asimilar, porque nuestras actividades cambian, nuestro ritmos son más lentos, nuestras idas y venidas se pueden restar, pero no te preocupes, al final, se acaban multiplicando, pero hay momentos para todo, siempre existen esos espacios de tiempo en los que puedes querer plantear, pero olvídalo, eres fuerte, muy fuerte. 

Y entonces, es cuando te giras y miras, todo lo que has hecho anteriormente, todo lo que has logrado, lo que has demostrado, que no es más que un momento de cansancio,  que todo vuelve y fluye, es cuestión de días, es cuestión de permitirnos estar como la medicación nos hace estar, poco a poco, es normal estar cansado, date tiempo, en breve volverás a estar al cien por ciento. 

Purriños Fotógrafos // Tienda Mecos (San Marcos, 5)

Porque aunque sé que es normal, el verme cansada me cuesta más, el verme prohibida físicamente de soportar actividades, de tirar a hacer más cosas, el tener que quedarme en el sofá durante un par de días, a veces se me complica, pero no es más que un proceso que hay que aceptar, entonces me imagino todo lo que haré cuando sea capaz de aguantar horas de pie, en las cosas que quiero hacer, en mis planes de fantasía y realidad, y pienso y digo: Bah, Mirian, son unos días. 
______________________________________________________________

Esta entrada está basada en esa semana de cansancio que paso después de recibir mis cinco días de Quimioterapia, que a veces es más complejo aceptarlos pero se aceptan, porque sabes que más días vendrán y que con más ganas los voy a pillar. 
No penséis que estoy mal ni mucho menos, gracias a Dios estoy bien, no me puedo quejar de nada porque hasta el momento lo estoy llevando muy bien gracias a Dios, pero es cierto que yo, que soy muy activa, de repente me veo más cohibida, pero poco a poco amigos.
Para que si alguien está en la misma situación que yo, piense en todo lo que ha logrado, en todo lo que consigue, y que se anime. 

Y así, es como a veces sin querer me doy cuenta de todo lo que consigo, pero me miro y digo Vamos Mirian, que las ganas nunca falten, que tu eres capaz de hacer lo que quieras, ponle ganas y vete a dar una vuelta.


El sábado pasado me mareé un par de veces, en una de esas veces tengo pequeñas lagunas de como fue todo, pero os lo resumo brevemente. Estábamos en un restaurante esperando para cenar mis Padres y un buen grupo de amigos, hacia mucho calor y estaba un poco débil después de ponerme una de las inyecciones que debía ponerme unas horas antes. Empecé a encontrarme cansada, incómoda y con muchísimo calor… dije: creo que me estoy mareando. 
Lo siguiente que recuerdo fue una sensación de frío en el cuello y abrir los ojos tumbada en unas sillas con las piernas en alto. Escuche: “Ya tiene mejor color” y dije: “ no os preocupéis, ya estoy mejor”. Inmediatamente mi Madre me dijo: “ Y tú que querías ir de fiesta…” a lo que respondí con un amago de levantar la mano: “¡y qué nunca nos falten las ganas!”

Y con eso amigos, es con lo que me quedo, que Nunca nos falten las Ganas. 

Os dejo por aquí el video de la entrada pasada donde me rapo el pelo, si os apetece verlo no tenéis más que hacer click: "Me ves diferente, pero soy la misma".


Gracias a todos una vez más por formar parte de Quedamuchavida, por estar delante de las pantallas, sintiendo conmigo, disfrutando de mis aventuras y de mis locuras, no me canso de decirlo amigos, ¡sois genialérrimos!



Me podéis encontrar también por las Redes Sociales del Blog, si queréis estar enterados de como es mi nueva Aventura, podéis seguirme en los siguientes enlaces: Facebook , Twitter e Instagram,  "una Vida Sencillamente Diferente". 














Condenemos nuestra Sonrisa a Cadena Perpetua :)

3 comentarios:

  1. Como bien dices "que nunca falten ganas".
    Yo lo veo en mi padre, y él lleva un camino relativamente corto si lo comparo con casos como el tuyo, pero tiene días y días. El no encontrarse bien físicamente hace que se resienta todo lo demás, que salte a la mínima, que esté incómodo... en fin. Es parte del proceso.

    Pero sin duda, vendrán días mejores, más llenos de esa energía que como dices no se va, sino que se esconde.

    Te envío desde aquí mucha fuerza y energía campeona.
    Un abrazote

    ResponderEliminar
  2. Yo no dejo de tener ganas de quererte!!!!

    ResponderEliminar
  3. Tus ganas harán que sigamos adelante nosotros junto a ti con una fuerza imparable que logrará que nuestro "amigo" el cabroncete, llamado Ambrosio, en esta ocasión desaparezca para siempre.
    TE REQUETEQUIERO MILES

    ResponderEliminar